Lejos me queda la lucha entre lo absoluto y lo relativo.

El bien es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno y de las personas con un profundo ejercicio de la empatía. Un conjunto de acciones bien ejecutadas propugnan lo bueno.

Por sí solo, el bien carece de valor, requiere del mal para ser apreciado, completamente opuestos, pero depende el uno del otro.