Adios, Garcia de Paredes
Todos tenemos una foto como ésta por casa. Los Peñalosa casi al completo, celebrando la navidad. En el trayecto en coche, mis padres me contaban, que cada calle de Madrid tenía luces de diferente color, para que el niño jesús, nos encontrara desde el cielo. Por supuesto que Papanoel no existía! A quién se le ocurre. Era el niño Jesús quien traía los regalos cada navidad montado en su estrella. Y cada año, el más pequeño, ponía la mano en el fuego, que había visto la estrella. Y el resto se lo quería creer.
Las cosas y las casas son para disfrutarlas. Año tras año, nos apiñábamos toda la tropa de primos en la biblioteca, con el tio Jaime, a.. jugar.. y ganarnos alguna que otra regañina. Pasamos de hacer casitas y carreras a contarnos "nuestras cosas". Pasamos del "vinito de niños" al culín de champán, y al copazo compartido. Pasamos de fumar en el baño, a fumar en la mesa con la mirada aguileña de toda una generación espectante. Hemos bailado mucho. Y de todo. Cri cri, Beatles, Charleston.. Los mayores y los pequeños. De pie sobre los altavoces. Y más de un año, los vecinos de enfrente nos observan con cierto escepticismo.
Anoche despedimos la casa de García de Paredes, entre demasiadas botellas de champán y un sentimiento extraño.
Las cosas y las casas son para disfrutarlas. Así que decidimos antes de cerrarla para siempre, hacer la última travesura. Cada uno escribió o dibujó en las paredes una pequeña despedida.
Lucía cumplió años y para no faltar a las buenas costumbres, durante un rato la peque fué nuestra protagonista. Las hadas, las princesas, lo importantes que son las amigas, chitichitibanban, cometas y el nenuco solete. Un éxito.
Todos estábamos de mudanza por dentro, aunque algunos ya tenían hecha la maleta. Qué dificil decir adiós a García de Paredes.
Pincha para ver la pintada
Las cosas y las casas son para disfrutarlas. Año tras año, nos apiñábamos toda la tropa de primos en la biblioteca, con el tio Jaime, a.. jugar.. y ganarnos alguna que otra regañina. Pasamos de hacer casitas y carreras a contarnos "nuestras cosas". Pasamos del "vinito de niños" al culín de champán, y al copazo compartido. Pasamos de fumar en el baño, a fumar en la mesa con la mirada aguileña de toda una generación espectante. Hemos bailado mucho. Y de todo. Cri cri, Beatles, Charleston.. Los mayores y los pequeños. De pie sobre los altavoces. Y más de un año, los vecinos de enfrente nos observan con cierto escepticismo.
Anoche despedimos la casa de García de Paredes, entre demasiadas botellas de champán y un sentimiento extraño.
Las cosas y las casas son para disfrutarlas. Así que decidimos antes de cerrarla para siempre, hacer la última travesura. Cada uno escribió o dibujó en las paredes una pequeña despedida.
Lucía cumplió años y para no faltar a las buenas costumbres, durante un rato la peque fué nuestra protagonista. Las hadas, las princesas, lo importantes que son las amigas, chitichitibanban, cometas y el nenuco solete. Un éxito.
Todos estábamos de mudanza por dentro, aunque algunos ya tenían hecha la maleta. Qué dificil decir adiós a García de Paredes.
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