Una salamanquesa en cuatro caminos.
QUE TIEMPOS...
EL BARCO DE CADA UNO ESTA EN SU PROPIO PECHO (ejercicio 2002)
Y del mismo modo, es en el pecho donde quedaron pegados al fondo los últimos bonitos, o el bacalao que en otros tiempos se arrancaba a buen precio. Es en el pecho donde aun huele a sal, a gasolina, a pescado intenso. Donde se acumulan las tormentas, las arrugas, el óxido, la marea alta, el dolor en las manos desbordadas. Y es en éste verano cuando aún creo poder desplegar un gesto de su cara, e inundar de su olor a salitre la hora de la siesta. Como si él fuese una de esas caracolas que adornan los salones y, a pesar de los años, nos sigue trayendo rumores de los océanos. (...)
(continuará...)
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