Islas Columbretes. Goleta San Sebastián


Bucear, navegar, jugar a piratas... empequeñecer en el horizonte.






Brisa y soledad a proa. Un vaiven himnotizador.
Cerveza a tupiplen en popa.

No robarás

El hedor a podredumbre divina y humana, genera una pelicula de polución moral sobre el país Vaticano que reluce ya desde la via de la conciliacione.

Quizá por los cientos de coches de alto standing que allí se apilan.

Quizá por las multitudinarias congregaciones de guardaespaldas, hombres de negro, pinganillo y maletín.

Quizá por las absurdeces fuera de siglo.

Vaticano es, a los ojos del visitante ateo, un mercadillo interminable, incoherente, infiel a los mandamientos que reza. Roba despiadadamente al viajante devoto, entregado, anonadado por el esplendor de la riqueza, que a él se le considera pecado. Cruces de oro, piedras preciosas bordadas sobre ostentosas togas para dar misa y recordar cada domingo sus mandamientos.

No robarás. No robarás.
No robarás. No robarás.

Vaticano. Paloma frente a basilica de san pedro.
Si la paz hoy renovase icono, ella sería la candidata perfecta. Desnutrida, sucia, y rodeada de hipócritas.

ROMA


Bienaventurada la casualidad que desvía todas las miradas al verde campo de batalla Italia - Francia en la eurocopa. Las calles están casi vacias. Lloviznea. El olor a húmedo, la noche que se echa encima... la soledad...

Roma nos da la bienvenida con el mejor de los paseos. El sobrecogedor primer encuentro con el panteon. La fontana de trevi. El ruido del agua en la plaza sola. Repica su llamada. Se alarga por el callejón. Aún no se qué me voy a encontrar.

Como furtivas citas a ciegas, sin opción a foto, con los pies mojados y el tiempo a solas milimetrado por el árbitro.

Italia gana la batalla.. y empieza la guerra. Gritos, bocinazos y celebraciones varias. Toca retirada. Volvemos a casa. A Palacio.

Tengo que reconocer que me cago de miedo subiendo las escaleras. Este palazzo necesita una reforma, y algo más de luz.

Se acaba el dia y caemos rendidos en la cama, sobre un escenario de teatro, empapelado de obras de Shakespeare, Wilde, Auden y demás familia.
Reconozco que no me puedo dormir.